Blanca comenzó con este pequeño kiosko en la comuna de Puente Alto. Decidió emprender luego de que la despidieran de su trabajo sólo hace algunos meses. Su marido también fue despedido. Con ambos finiquitos lograron abrir este kiosko donde venden confites, bebidas y abarrotes. Además realizan algunos trabajos de impresión y plastificado. Cuando comenzó el estallido social con su marido se quedaron varias noches cuidando el local. Lamentablemente entraron de igual manera y se llevaron la impresora y plastificadora. Luego cuando ya pudieron abrir normalmente, las ventas bajaron de manera importante. Debido a esta baja de ventas no tenían cómo reponer la maquinaria perdida. Se endeudaron y pudieron comprar las máquinas pero se quedaron sin ingresos para comprar mercadería. Hoy gracias al apoyo de un donante privado pudimos entregarle la mercadería necesaria para generar ingresos y poder pagar sus deudas. ¡Gracias por comprometerse con esta causa!