[Columna] «Las Lecciones de Atacama» – Askaan Wohlt
«Casi cuatro meses han pasado desde que una sorpresiva lluvia torrencial deslizara millones de toneladas de barro sobre las casas, vidas y sueños de miles de compatriotas atacameños. Copiapó, Los Loros, Chañaral, El Salado, Diego de Almagro. Comunidades tan alejadas unas de otras, pero todas fueron enterradas en la masa café del aluvión. Como Desafiados no lo pensamos dos veces, hicimos las maletas lo más rápido posible y el día 3 estábamos instalados con nuestro equipo de avanzada en Copiapó. Esa noche nuestro equipo durmió en una casa llena de barro, sintiendo desde el primer minuto lo que estaba viviendo la gente afectada por esta calamidad en carne propia. El caos era generalizado, todas las calles estaban colapsadas por el barro, la gente se desplazaba a duras penas por las calles intransitables buscando ayuda. Llanto, desesperación, rabia, descontrol. Un día en las zonas afectadas era lo más cercano a estar en un país en guerra. Recorrer Paipote me recordaba las imágenes de las ciudades europeas bombardeadas en la Segunda Guerra Mundial. Ese fue el contexto en el que entramos con este grupo de valientes, jugados y alegres Desafiados, quienes se abrieron paso entre todas estas emociones negativas que había en el ambiente y día a día han estado entregando lo mejor de sí para ayudar a los afectados por esta catástrofe.
Me llena de emoción recorrer Paipote hoy y ver que la misma gente que estaba llorando desesperanzada por ver sus casas tapadas hasta el techo con barro, hoy sonríen de oreja a oreja al mirar sus hermosas casas definitivas construidas por Desafío Levantemos Chile. Ver como los niños Colla del jardín infantil Intimarka volvieron a clases gracias a que nuestros voluntarios palearon el barro y luego gestionamos su rehabilitación total. Tres jardines infantiles más que estaban bajo más de un metro de barro se encuentran prontos a terminar su fase de rehabilitación total. Entregamos el Centro de Salud Familiar para Chañaral, herramientas a emprendedores afectados. La lista de cosas que se ha realizado en estos cuatro meses es MUY larga y esto avala nuestra tremenda capacidad de gestión y respuesta rápida y eficaz frente a catástrofes.
Lo que hemos aprendido en esta misión en Atacama, es la confirmación de lo que llevamos haciendo los últimos 5 años. La maduración de las catástrofes en las que hemos tenido el privilegio de ser parte de la solución. El terremoto del 2010, el incendio de Quillón, el huracán en Filipinas, el terremoto de Iquique, el incendio de Valparaíso, todos fueron una escuela que nos permitió entrar en escena desde los primeros días después de la catástrofe del 25 de marzo en Atacama como la fundación líder en entrega de ayuda de primera necesidad y sobretodo en el siguiente paso de reconstrucción para volver a la comunidad a la normalidad. Aprendimos a movernos desde el regimiento donde funcionaba el centro de operaciones de la Onemi y el Ejército hasta las calles de barro de Paipote. El equipo se alineó de forma perfecta entre quienes brindan todo el vital apoyo logístico y coordinación de donaciones desde las sedes en Santiago al y quienes han estado apoyando la misión en terreno.
Quiero aprovechar de agradecer a todos los que de una u otra forma han aportado al trabajo que estamos desarrollando en Atacama. Voluntarios, los equipos de todas las áreas de Desafío, Directorio, Donantes, a los mismos damnificados que nos han dado grandes lecciones de fortaleza día a día. Estamos haciendo algo muy importante, le estamos devolviendo la esperanza a miles de chilenos que la habían perdido. Eso lo es todo para nosotros.
un fuerte abrazo desde Atacama!»
Por Askaan Wohlt, director de Operaciones
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